lunes, 5 de diciembre de 2016

TRES CANTOS Y EL AGUA - CAPITULO III - II


                                              


Capitulo III - II
El Canal de Isabel Segunda.

Finalmente, en 1.851, Bravo Murillo, a la sazón Presidente del Consejo de Ministros de Isabel II, presentó, de nuevo, en las Cortes, ya lo había hecho anteriormente cuando era ministro de Comercio, Instrucción y Obras Publicas, el proyecto de los ingenieros de caminos Juan Rafo y Juan de Ribera, mediante la Real Orden de 10 de marzo de 1.848, para la traída de las aguas del rio Lozoya a Madrid.
Este es el inicio del Canal de Isabel II (CYII), la primera empresa publica española, que goza en la actualidad de una saludable existencia.  


  Juan Bravo Murillo creador del CY II.
 
Rafo y Ribera sostenían que con la construcción del canal, podrían llevarse a Madrid hasta 32.000 metros cúbicos de agua diarios, con lo que se solucionaría uno de los más graves problemas que arrastraba la ciudad, la necesidad de agua para el consumo de sus habitantes que, por aquel entonces, ya sobrepasaban la cifra de 200.000. 


En 1.851 se aprobó definitivamente el proyecto, autorizado mediante el Real Decreto del 18 de junio, y comenzaron inmediatamente las obras para conducir las aguas del Lozoya hasta la Capital.
La realización de este proyecto representó uno de los desafíos técnicos más significativos de la ingeniería contemporánea, una auténtica hazaña que aunó los saberes y experiencias de los mejores ingenieros de la época y el esfuerzo de un colectivo humano que trabajó en la construcción de grandes presas y acueductos en condiciones muy adversas.





Obras de la Presa del Pontón de la Oliva. Fotografía incluida en el álbum Vistas de la presa y demás obras del Canal de Isabel II, de Charles Clifford (1.819-1.863), publicado en 1.858 (BNE).

 

La Presa del Pontón de la Oliva, hoy en desuso, situada en la sierra de Ayllón, justo en el límite entre el noreste de la Comunidad de Madrid y el noroeste de la provincia de Guadalajara, es la presa más vieja de la región. 

La primera de cuantas se construyeron para abastecer de agua serrana a la capital, aquel Madrid de mediados del siglo XIX que dependía de 950 aguadores para beber, lavarse la cara y poco más, pues el consumo diario per cápita era de diez litros. 



Presos construyendo el Ponton de la Oliva

Fue llamada Presa de los Presos, puesto que para su construcción mas de mil reos bregaron desde 1.851 hasta 1.857 para levantar esta muralla de 72 metros de longitud y 27 de altura, y todo para nada, pues al poco de inaugurarse, se descubrió que el río se filtraba por ignotas cavernas y pasaba de rositas bajo ella, vaciándose el embalse a ojos vistas.
Tenía su lógica y su guasa, es gracioso pensar “que en una presa hecha por presos hubiese fugas”.
La vida de la presa fue corta, los ingenieros habían elegido mal el lugar donde la erigieron, y pronto, como decimos, aparecieron filtraciones que arruinaron su capacidad de embalse. Debido a estas filtraciones, en verano, el nivel del embalse descendía por debajo del nivel del canal de salida.
Por ello, en 1.860 se construyó urgentemente la pequeña Presa de Navarejos para poder tomar el agua del río.
Pocos años después la presa del Pontón de la Oliva cayó en desuso y fue sustituida por la del Embalse de El Villar, ubicada 22 km aguas arriba e inaugurada en 1.882.
Durante las obras del canal del Jarama (1.956-1.960) se excavó una galería a través del muro de la presa para dar paso a las tuberías del sifón de este canal, que se construyó para salvar este valle. El trabajo fue cuidadoso y por ello no se aprecian huellas de esta intervención.
A pesar de que ya no realiza la función para la que fue erigida, la presa del Pontón de la Oliva sigue en pie y forma parte del patrimonio histórico de la sierra de Ayllón. Actualmente la pared montañosa situada a la izquierda de la presa es utilizada por aficionados a la escalada.




Presa del Pontón de la Oliva, en Patones, construida a mediados del siglo XIX.
Presa del Pontón de la Oliva, en Patones, construida a mediados del siglo XIX.





 



 





























Lo más impresionante del Pontón, sin embargo, es la pasarela volada que corre por la pared occidental del cañón, a una respetable altura sobre el lecho verde del embalse vacío. 



Pasarela volada sobre la presa del Pontón de la Oliva, que permite adentrarse en el cañón para recorrer los meandros del Lozoya.

Caminando por ella se ven, cada pocos pasos, las argollas herrumbrosas a las que permanecían encadenados los siervos de la pena, y justo enfrente, al otro lado de la presa, los acantilados grisáceos y amarillentos de casi cien metros, en los que prueban sus difíciles habilidades los escaladores, esos esclavos gustosos del vértigo y la adrenalina, compitiendo siempre con las chovas, a ver quién hace la pirueta más endiablada.
Al final de la pasarela, arranca una senda que permite remontar el tramo más sinuoso y recóndito del río Lozoya, el de los meandros que embarazan su curso entre el Pontón de la Oliva y la presa de la Parra, siete kilómetros aguas arriba.
Cerca de dos horas lleva seguir su enrevesado cauce entre paredones verticales de roca caliza, primero, y agrias laderas de pizarra, después. Una soledad perfecta y un tremendo silencio, sólo interrumpido por la espantada del corzo o por la súbita ventolera que hace tremar el follaje del bosque de ribera, son los grandes alicientes de esta caminata.
Los costes se elevarían hasta los ochenta millones de reales, una cantidad muy crecida para la época, pero necesaria para la vida diaria de la capital.


La inauguración oficial se realizó el 24 de junio de 1.858 cuando en la calle Ancha de San Bernardo salió por primera vez agua, de una de las nuevas fuentes realizadas para dar salida al agua del Lozoya.

 
Una ley no escrita dice que siempre se recompensa a los que no han participado en los proyectos de éxito, este fue el caso de Juan Bravo Murillo, los avatares políticos le habían relegado a la oposición y hubo de resignarse a ver la inauguración desde el público.
A día de hoy el Canal de Isabel II sigue proporcionando agua a los madrileños. Desde aquel 24 de junio de 1.858 en que Madrid celebró con júbilo la llegada de las aguas del Lozoya, el Canal de Isabel II ha tenido un especial protagonismo en el largo proceso de modernización de la ciudad, al servicio de los ciudadanos.
La creación del Canal de Isabel II representó un hito en la historia del abastecimiento de aguas a la ciudad, inaugurándose un lento proceso en el que los madrileños conocerían y gozarían de las ventajas de tener agua corriente en sus hogares.
Para dar una última pincelada sobre el Canal de Isabel II, comentaremos que con el inicio del siglo XX, se constató la imposibilidad de dar servicio a las viviendas situadas por encima de los 670 metros de altitud, es decir de abastecer la zona norte de Madrid.
Así, surgió la idea de construir el Primer Deposito Elevado, que con el adecuado bombeo de las aguas enterradas en los depósitos inmediatos, conseguiría elevar la cota y garantizar el suministro hasta los pisos más altos de las nuevas viviendas de las zonas del ensanche: los barrios de Salamanca, Chamberí y Cuatro Caminos. 




Alzado del Deposito Elevado del Canal de Isabel II

Situado entre la calle Santa Engracia y el Depósito Mayor, este depósito se levantó al tiempo que se construía el Tercer Depósito. Tiene forma de torre cilíndrica con una altura de 36 metros, fabricada en acero y ladrillo.
En la parte superior, se alojaba una cuba de estructura metálica de 1.500 m3 de capacidad con una cubierta forrada de zinc. Su vision desde el exterior nos muestra claras influencias estéticas y formales de la arquitectura industrial de la época. 





Sala de Máquinas de la Centra elevadora de agua.
Potencia instalada en 1.912: 1400 cv. (Exposición  
Iberoamericana de Sevilla, 1.929-1.930
Informacion del Canal de Isabel II.         

Inaugurado en 1.911, el Depósito Elevado se mantuvo en funcionamiento hasta 1.952 en que pasó a ser utilizado como dependencias provisionales del Archivo del Canal, y en los ultimos años ha albergado interesantisimas exposiciones de fotografia, pintura, etc.

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